CASTILLO DE ALDAN

La finca de O Frendoal es sin duda un destino recomendable para pasar un día en plena naturaleza, caminar por este bosque mágico, descubrir piezas arquitectónicas únicas y en definitiva, regresar a épocas ya pasadas.
En Aldán, una pequeña villa del ayuntamiento de Cangas do Morrazo (Pontevedra), existe un memorable pazo conocido como la Casa Torre de Aldán que es propiedad de los Condes de Canalejas, quienes eran grandes terratenientes de esta comarca.
Dicho pazo tenía una enorme finca que era usada por sus familiares, amigos y por los propios condes para la caza y otras actividades de ocio y recreo.
Con la construcción de la carretera PO-315 la finca quedó dividida en dos y hace unos años, la mitad en la que no se encuentra en pazo fue donada al Concello de Cangas que ha decidido destinarla al uso y disfrute de sus ciudadanos y los turistas que se decidan a visitarla.
Uno de los principales atractivos del Bosque Encantado de Aldán es su fotogénico castillo, rodeado por un foso con puente levadizo y que emerge entre la vegetación.
Dicen que esta construcción se inició en los años sesenta y servía como zona de descanso para los condes pero nunca se terminó de construir y en la actualidad sólo cuenta con la fachada. Sobre la puerta principal del castillo destaca el escudo de los Condes de Canalejas, también posee un pequeño torreón y una dependencia a la que se puede acceder por la parte trasera. Toda la explanada que está delante de la fortaleza era usada por los condes como campo de críquet.
Aunque el castillo de Aldán no es demasiado grande y se encuentra en estado de abandono, este sigue siendo el verdadero culpable de que el bosque O Frendoal cuente con este halo mágico.

Esta construcción se cree que es de origen romano (otros dicen que se trata de una construcción medieval) y que conducía el agua de una mina que estaba en la parte más alta de la finca, a una fábrica de salazón que se encontraba en los bajos de la actual Torre de Aldán. Más tarde, los condes restauraron el acueducto utilizando el agua que transportaba para el regadío de sus cultivos, ricos en frutales y hortalizas.
Este sistema fue utilizado hasta los años setenta, y quedó completamente obsoleto con el paso del tiempo, pese a que la construcción inicial contaba con varios arcos, algunos han desaparecido tras la construcción de la PO-315, la carretera anteriormente mencionada.
El bosque también cuenta con varios de bancos de piedra, algunos de ellos fueron hechos a partir de antiguos sarcófagos, y mesas que irás encontrando e invitan a sentarse y disfrutar de las vistas y un entorno al que otorga un hilo musical embriagador la presencia del río Orxas.
Pasear por este enigmático entorno te transporta a un mundo de leyendas y magia, sin duda el ambiente es de cuento de hadas.
